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Sábado, 16 Agosto 2014 23:12

¿Qué es el ciberespacio? Destacado

Escrito por

Texto escrito en Agosto de 2008. 

Agosto de 2008. Publicado en 2013.

Desde que William Gibson lo ideara como una "alucinación consensual" (Gibson, 1984), el ciberespacio fue primeramente definido como: un "espacio conceptual" (Reingold, 1994); "el nuevo territorio que se extiende más allá del horizonte" (Mitchel, 1995); "el nuevo hogar de la mente" (Perry Barlow, 1996); "el territorio del conocimiento" (Alvin Toffler, en Dyson et al, 1997); el lugar indefinido *de ahí fuera* (Sterling, 1999*); el "espacio de los flujos" (Castells, 2001); "un laboratorio metafísico" (Piscitelli 2002); "un entorno sintético, artificial" (Mayans, 2003).

Estas impresiones se formaban en un tiempo caracterizado por el asombro que experimentábamos al observar la formación de Internet (1969) y el posterior despliegue del Worl Wide Web (1991), así como la capacidad creciente que adquirían los artefactos para el manejo de información en formatos electrónicos y la comunicación mediada por computadores. Asombro que se reforzaba con lecturas de textos -ya clásicos- como "Virtual Reality" de Howard Rheingold (1991), "Digitall Self", de Nicolás Negroponte (1992), "Ciberculturas" de Alejandro Piscitelli (1995), "What will be" de Michael Dertouzos (1997), "Release 2.0" de Esther Dyson (1997) o "La Galaxia Internet" de Manuel Castells (2001), entre otros.

El asombro se complementaba, además, al advertirse que finalmente Internet – base del Ciberespacio - era el resultado de un conjunto de factores imprevistos, entre los que destacó el sentido de red de comunicación social y de intercambio libre de información que los propios usuarios optaron por desplegar.

Tal como apunta Castells:

"Como es sabido, Internet se desarrollo a partir de un programa científico de investigación que, aun financiado por el departamento de defensa americano, no tenia objetivos militares y, en realidad, no tenia mas objetivos que los que le fueron dando sus propios investigadores y primeros usuarios. Los protocolos TCP/IP, desarrollados por Cerf y Kahn en 1973-75, fueron puestos en el dominio publico y subsiguientemente completados y adaptados de forma libre. Las principales aplicaciones de Internet que hoy utilizamos, desde correo electrónico a las listas de distribución y los billboards, fueron creados y comunicados por usuarios que los compartieron libremente con el conjunto de la comunidad internauta. El world wide web fue desarrollado y distribuido gratuitamente por Tim Berners-Lee fuera de su tiempo de trabajo. Fueron los hackers, generalmente universitarios, quienes desarrollaron Internet como red de comunicación informática global. Y fue la comunidad internauta la que se autogestionó, de forma diversa, a lo largo del tiempo, desde 1969, primer despliegue de Internet, hasta la constitución de ICANN en 2000" (Castells, 2005)

El Ciberespacio era parte de una magia que emergía como otra dimensión de nuestra existencia. En la red se propagaban declaraciones y manifiestos que lo trataban como una entidad con características muy particulares: el Manifiesto Cyborg (Haraway, 1992)i, la "Declaración de Independencia del Ciberespacio" (Barlow, 1995), el Manifiesto de Hipatia (Comunidad Hipatia, 2001)ii el Manifiesto Anar(ko)geek (Darkveggy, 2002), Somos Copyratas (Morgan J.R., 200?), el "Manifiesto de las Comunidades Inalámbricas" (Wirelesscommons, 200?), el "Manifiesto por la Liberación de la Cultura" (2005), se presentaban en las redes telemáticas con el común denominador de apelar a la conciencia de los internautas sobre las posibilidades que ofrecía este nuevo mundo virtual para el despliegue de su libertad. La "Declaración de Independencia del Ciberespacio" redactada por John Perry Barlow rezaba:

"Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente [...] El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto público de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas. [...] El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos." (Barlow, 1995)

Un hecho que contribuyó a reforzar la mirada "poética" del Ciberespacio fue la crisis de las "puntocom", entre los años 1997 y 2001. La explosión de "la burbuja" era un fenómeno que de alguna forma daba la razón a Barlow. En dicho período, según Wikipedia, 4854iii compañías fundadas con el propósito de hacer negocios en Internet desaparecían de la faz del world wide web, con las correspondientes quiebras, cierres, fusiones, despidos masivos, etc. La alta expectativa que se generó en torno a la "nueva economía" implicó una sobrevaloración de las empresas puntocom, y los capitales de riesgo desaparecieron tan rápido como llegaron.iv

Esta relación entre la red libre – no lucrativa – de intercambio de información y "el mercado", se mantuvo siempre como una tensión a veces latente, a veces manifiesta. En el primer tiempo de Internet las transacciones comerciales estaban prohibidas. Los estudiantes y docentes de las universidades rechazaban la participación de empresas privadas como proveedoras de conectividad. Resulta curioso que una de las discusiones que habían en aquel momento era de si el envío de una factura entre una empresa y otra, por medio de Internet, era utilización comercial de la red.

Pero la tensión no se relacionaba solamente con cuestiones de forma. Había una contradicción de fondo entre el carácter inmaterial, y por tanto ilimitado del conocimiento transmitido por medios electrónicos y la necesidad de la encases que es connatural a todo bien con valor de cambio, y por tanto, objeto de la economía.

Teresa Malina nos señala:

"Antes de la era digital el sustrato material del conocimiento registrado impedía su gestión fuera de la forma de la propiedad (condensada en la fuerza de trabajo, la energía y los recursos necesarios para reproducir y trasladar los bienes culturales). Ahora que las barreras materiales del acceso, reproducción y distribución han caído, el horizonte histórico se transforma irreversiblemente. Es de sobra conocido que en las sociedades del conocimiento el mayor factor de aumento de la producción reside en el conocimiento. Por primera vez en la historia de la humanidad, nos encontramos en un sistema social en el que el coste de la adquisición, reproducción, transmisión y modificación de los bienes que más impacto tienen en el aumento de la producción tiende a cero. La posibilidad de construir unas tierras comunales del conocimiento gestionadas distribuidamente a través de las redes telemáticas permite que el funcionamiento de la capa económica de mayor impacto productivo funcione sin la forma de la propiedad (con la necesaria exclusión de acceso, poder corporativo y acumulación de capital que ésta supone)". (Malina, 2006)

El Ciberespacio era el lugar de la acción colectiva, de relaciones sociales, de intercambio libre de información, antes que un espacio para la compraventa de bienes y servicios. De ahí, por ejemplo, que la gran mayoría de las iniciativas vinculadas a la difusión e intercambio de información libre no mercantil eran los proyectos que se afirmaban sólidamente, continuando con el sentido que se abrazó desde su origen, a diferencia de lo que ocurría con los proyectos puntocom. A este respecto, cabe mencionar el desarrollo colaborativo del sistema operativo GNU Linux, y los miles de proyectos de Software Libre que se ampararon bajo la General Public Licence (GPL) de la Free Software Foundation, junto con la propagación de la licencia Creative Commons y las comunidades virtuales que se constituyeron en torno a temáticas y ámbitos geográficos específicos, los fondos de información digital en formato de audio y vídeo, entre muchos otros. Todos ellos presentaban como característica la preeminencia del usuario y sus redes en la construcción colaborativa de conocimiento, en la comunicación interpersonal expedita y en la difusión libre – no lucrativa - de la información.

Con todo, las empresas puntocom no tardaron en advertir un aspecto que da cuenta de la especificidad del Ciberespacio, y que permitiría finalmente el punto de encaje en el negocio de Internet: la participación del usuario. Y en menos de 3 años, luego de la explosión de la burbuja.com se comienza hablar – metafóricamente, al estilo de los desarrollos de software - de la Web 2.0. Una nueva versión de la Web, que ahora se hacía cargo de la dinámica que el Ciberespacio presentó desde su despliegue.

El concepto de Web 2.0 fue acuñado por Tim O'Really para referirse a las iniciativas de Internet que se desarrollan de manera colaborativa a través de la participación de los usuarios. "Surge una nueva Red caracterizada como la web de las personas frente a la web de los datos, correspondiente a la versión uno, la Web 1.0. " (Fumero y Roca, 2006).

El concepto web 2.0 emergía en 2004 como un "meme" que en la práctica no hacía más que mostrar el camino a miles de emprendedores comerciales que buscaban enriquecerse gracias al Ciberespacio, siguiendo la tendencia de grandes empresas como Google, Amazon, eBay, etc. que habían incorporado al "Usuario" en la arquitectura de sus exitosos sistemas web. Es frecuentemente citada la portada de la revista Fortune, que al elegir a la figura destacada de ese año el ganador es: "You".

Uno de los ejemplos paradigmáticos del uso comercial de la "actividad del usuario" es el sistema de búsqueda de Google. Este se basa en un algoritmo que releva las búsquedas de acuerdo a la cantidad de links o enlaces que tienen ciertos contenidos, enlaces que son creados por los propios usuarios en Internet. De esta forma, toda búsqueda en el motor Google es en la practica una encuesta de opinión, en tiempo real, entre millones de cibernautas que dan su veredicto a partir de las "marcas" que realizan a cierto contenido. El éxito de la herramienta de búsqueda de Google se basa en la consulta a los propios usuarios. (Baronti, 2007)

El concepto Web 2.0 es, en definitiva, una estrategia de difusión de un "modelo de negocio" que intenta lograr la penetración del actor empresarial en las redes sociales de Internet.

En la actualidad, lo que tenemos es una gran cantidad de iniciativas empresariales "web 2.0" que se encuentran en abierta expansión, con la posibilidad de dominar el panorama de Internet. Entre otras, destaca Facebook, Google, Amazon y Yahoo. De los 10 sitios más visitados de Internet en 2007, 9 de ellos corresponden a proyectos comerciales que se adscriben al modelo web 2.0.v

La dinámica web 2.0 entre 2004 hasta el año en curso, ha logrado motivar a miles de "webprendedores" quienes imitando la estrategia de los actores principales realizan emprendimientos propios, a escalas menores, o se articulan con los principales a través de la interacción con las APIs abiertas que implementan, creándose un verdadero encadenamiento de negocios, en donde todos ganan de acuerdo con la cantidad de usuarios que logran convocar, ya sea por venta de publicidad o por la venta de servicios "premium".

En este proceso, el concepto del Ciberespacio se aleja de su acepción poética, para ser definido más bien como un espacio para expresar y actuar a partir de relaciones sociales existentes, esto es, no como un espacio social diferente, sino una nueva forma en que los procesos ya existentes se expresan sin desconectarse de los procesos "reales". (Hine, 2004), (Kayahara y Wellman, 2005).

En ese sentido, la perspectiva Web 2.0 muestra el "cable a tierra", posicionando la lógica de un ciberespacio como extensión del supermercado o "ventanilla única", para insinuar que no debemos soñar con el Ciberespacio que idearan los hackers, ya que en último término es una proyección simbólica del mundo real, con todas las ventajas, oportunidades, debilidades y fortalezas que este tiene. Y, por tanto, tampoco debemos imaginarnos que en este espacio o a través de él, se puedan superar los grandes problemas, conflictos y desafíos de la humanidad.

No obstante lo anterior, hay varios elementos que circundan esta problemática, que nos deben hacer reflexionar sobre las dinámicas que se encuentran a la base del Ciberespacio como fenómeno epocal, y que nos permiten plantear que no todo está dicho en esta corta historia de la sociedad global interconectada electrónicamente.

En primer término, si bien es cierto la "cultura comercial" encontró el punto de encaje en Internet, para impulsar su modelo productivo, también es cierto que tal modelo entra finalmente en un conflicto de fondo con la especificidad del Ciberespacio. Como señala Malina, este conflicto se da "entre dos formas de construcción de la sociedad de la información: el modelo de la propiedad intelectual basado en la producción y gestión selectiva de una escasez artificialmente inducida y el modelo del copyleft basado en la libertad de circulación de saberes y técnicas que genera un procomún de recursos y contenidos a través de la recombinación y mejora acumulativa y distribuida de procesos digitalizados" (Malina, 2006).

Citamos:

"Los gigantes industriales que dominaron la producción y el intercambio de información en el siglo XX no renunciarán fácilmente a su dominación. Dado que transitamos hacia una economía de información en red, cada punto de control sobre la producción y el flujo de la información y la cultura se convierte en un punto de conflicto entre el antiguo modelo industrial de producción y los nuevos modelos distribuidos." ( Benklervii en Malina, 2006)

"Por primera vez en nuestra tradición, las formas habituales en las cuales los individuos crean y comparten la cultura caen dentro del ámbito de acción de las regulaciones impuestas por las leyes, las cuales se han expandido para poner bajo su control una enorme cantidad de cultura y creatividad a la que nunca antes había llegado. La tecnología que preservaba el equilibrio de nuestra historia--entre los usos de nuestra cultura que eran libres y aquellos que tenían lugar solamente tras recibir permiso--ha sido destruida. Las consecuencias son que cada vez más somos menos una cultura libre y más una cultura del permiso." (Lessing, 2003)

"Es, por contra, proteccionismo para proteger ciertas formas de negocio. Corporaciones amenazadas por el potencial de Internet para cambiar la forma en la que se produce y comparte la cultura tanto comercial como no comercial se han unido para inducir que los legisladores usen las leyes para protegerlos." (Lessing, 2003)

Así, dos tendencias pueden comenzar a manifestarse de manera contradictoria, mas explícitamente que antes: por una lado, el Mercado y su economía de escasez, que transforma en valor de cambio todo aquello que tiene valor de uso, aun cuando se trate de bienes inmateriales como el conocimiento; y, por otro lado, la comunicación entre los usuarios y la creciente conciencia global respecto de los problemas que afectan al planeta en su conjunto, en particular, aquella que da cuenta de la necesidad de mantener el Ciberespacio como un "espacio público". Si bien es cierto el Mercado ha logrado aglutinar a las grandes masas de usuarios, aún no opera en toda su performance, ya que la gran mayoría de los servicios masivos que ofrece no han sido aún monetarizados.

Este hecho, así como la corta vida que tiene este proceso, hace que queden abiertas las preguntas acerca de las posibilidades de desarrollo futuro del Ciberespacio.

Pero, ¿Qué es en definitiva el Ciberespacio?.

Definir un fenómeno en pleno proceso de despliegue siempre será una tarea peligrosa. Podremos estar seguros de muchos de sus componentes o identificar algunas de sus características, pero finalmente, nunca estaremos seguros sobre lo que puede llegar a ser o en qué puede convertirse. Esta incertidumbre es más bien la regla que la excepción, en lo que a "comunicación mediada por computadores" (CMC) se refiere. Internet y la propia velocidad de los avances tecnológicos son la prueba fehaciente de aquello. Por este motivo, afirmamos que sólo se puede definir el Ciberespacio de manera tentativa.

No obstante, podemos identificar al menos dos caminos para esta tarea. Por un lado, está la opción de definir al Ciberespacio por los componentes que lo constituyen, y por otro, según los efectos que produce. Para lo primero, cabe la definición de Pierre Levy, quien señala que "es un nuevo medio de comunicación que emerge de la interconexión mundial de los computadores, en el que se considera tanto la infraestructura material de la comunicación numérica, como también la propia información que contiene y los seres humanos que navegan en él y lo alimentan". (Levy, 1997). Para lo segundo, el tema parece más complejo.

De acuerdo con el estudio realizado por la Corporación EMC en conjunto con IDC, dado a conocer en 2007, el Ciberespacio estaría conformado por una masa de 161.000 millones de gigabytes (161 exabytes) de información, lo que equivale a 3 millones de veces la cantidad de libros publicados en toda la historia de la humanidad. La mayor cantidad de información es procesada y "subida" a Internet por cerca de mil millones de dispositivos electrónicos tales como el computador, el teléfono celular, las cámaras digitales, entre otros. Así por ejemplo, las imágenes capturadas por cámaras digitales solo en el año 2006 excedieron los 150 mil millones y las imágenes capturadas por teléfonos celulares excedieron los 100 mil millones. La evolución de la cantidad de direcciones de correo electrónico (email) fue de 253 millones en 1998 a 1600 millones en el 2006, siendo el tráfico de correos, en ese año, de 6 exabytes (incluido el spam). En cuanto a los usuarios de Internet, IDC señala que en la actualidad existen 1.100 millones de personas que navegan en Internet habitualmente, lo que podemos comparar con el año 1996, en el que había solo 48 millones de usuarios. En el mismo estudio se estima que al año 2010 serán 500 millones de usuarios los que se incorporarán de manera habitual a navegar en Internet.

Las cifras sobre la evolución del Ciberespacio siempre han sido impactantes, sobre todo por el corto período de tiempo del que estamos hablando (1969 - 2008). El crecimiento es exponencial, respecto del desarrollo de la infraestructura material, la masa de información y las personas que usan Internet habitualmente. De hecho, cada cierto tiempo surgen voces de alerta respecto a si existirá la capacidad infraestructural para soportar el desarrollo de Internet y el Ciberespacio.

Por ejemplo, sobre la velocidad de transmisión de datos existente en el mundo ¿logrará soportar la creciente actividad de los usuarios para subir y descargar información en formato de vídeo y 3D?. ¿Existirá la capacidad de almacenamiento para contener el volumen de información que se genera diariamente?. ¿Será posible procesar la cantidad de información que tendremos a nuestra disposición?.

Así como los datos sobre la evolución de Internet y el Ciberespacio nos asombran, también nos asombra el desarrollo tecnológico y sus posibilidades. La nanotecnología muestra un horizonte inimaginable hace solo algunos pocos años. Se estima – según la empresa Samsung - que antes de 10 años podremos contar con discos (tipo DVD) con capacidad de almacenamiento de mil terabytes, esto es, 200 mil DVD en un solo DVD. Lo propio respecto de las velocidades de transmisión de datos, en donde hay bandas de conectividad inalámbrica que permiten conexiones hasta mil veces mayor a las que tenemos hoy en día, que ya se encuentran en pleno proceso de implementación. Asimismo, la constante de crecimiento de los procesadores, que avanzaban en performance cada dos años, según Intel, sufrirá un despliegue exponencial con el uso de la computación cuántica, vale decir, con la creación de nanoprocesadores de escala molecular.

Lo anterior nos hace pensar que junto con el despliegue exponencial de la información mundial, la tecnología logrará acompañar el proceso por una buena cantidad de años más, manteniéndose en permanente expansión la revolución tecnológica, y la sociedad red cada vez más interconectada.

Nuestra respuesta, a la pregunta de ¿Qué es el ciberespacio? La formularemos como una hipótesis, la cual intentaremos analizar y problematizar con el fin de reflexionar acerca de la posibilidad de verosimilitud de la afirmación encarada en dicha hipótesis.

Al respecto, sostendremos que el Ciberespacio es el ámbito en el cual se constituye una forma de conciencia global, mundial o de escala planetaria, según lo vaticinara Marshall MacLuhan, en 1968, a partir de su mirada de la era electrónica abierta con la invención del telégrafo. Una conciencia global que a diferencia de la otra forma de conciencia que conocemos, la del propio ser humano, es una conciencia inmanente, vale decir, se constituye a partir de partes y procesos del ser humano o creados por él.

La idea de una conciencia de escala planetaria, que operaría como una mente mundial, se basa en la afirmación de MacLuhan, respecto de la formación de una "subjetividad objetiva", vale decir, por primera vez tendríamos la posibilidad de analizar lo que pensamos, a partir de datos observables empíricamente. Esto evidentemente tiene repercusiones en la sociología, y a la vez, en el conjunto de disciplinas interesadas en el ser humano y su relación con "el mundo exterior".

Por lo pronto, los estudios acerca de la acción colectiva en sociología darían la razón la teoría del Actor Red, respecto de considerar a los actores humano y no humanos en aquello que llamamos "lo social".

Para demostrar la hipótesis sugerida, habría que desarrollar varias líneas de reflexión – investigación ligadas a la observación de ciertos procesos que ocurren en el ciberespacio y la teorización emergente que los acompaña, sobre todo, ligada a líneas académicas multidisciplinarias de reflexión.

La primera se refiere al estudio comparativo entre el cerebro y el ciberespacio. Una tendencia muy antigua pero también muy vigente, que considera el análisis de la cibernética respecto de procesos biológicos y artificiales, particularmente sobre las redes neuronales que operan en ambos.

La segunda se refiere a la análisis de la inteligencia que se expresa en el ciberespacio, particularmente las inteligencias colectiva y artificial, que están siendo consideradas en comparación o analogía respecto de procesos reales o naturales, en la psicología social y en la psicología de animales. La inteligencia colectiva se liga, en este caso, a procesos de construcción colaborativa de conocimiento colectivo. La inteligencia artificial, se relaciona con la capacidad de crear máquinas inteligentes que sean capaces de interactuar con seres humanos, de manera de contribuir a la generación de conocimiento aplicado para las necesidades de la humanidad.

La tercera, la vinculamos a la reflexión filosófico-sociológica acerca de la conciencia colectiva propuesta por Durkheim, y continuada por Giddens, vinculada al concepto de "solidaridad", estableciendo un contrapunto con la idea de "colaboración" existente en el ciberespacio.

La cuarta, debiera referirse a la idea de Intelecto general o General Intellect, formulada por Marx, a partir de una lectura del trabajo inmaterial, que impactaría en su propia teoría del valor; planteamientos formulados en los Grundrisse, que fueran destacados por Paolo Virno y en general por los (neo)marxistas italianos, como Negri, Lazzarato y Agambe. En esta línea se debiera incorporar planteamientos relevantes de por ejemplo Deleuze, Edgar Morin y Hakim Bay con su propuesta de las zonas temporalmente autónomas.

Por último, tendríamos que evaluar otras propuestas que establecen puentes de diálogo reflexivo, como la teoría de la Noosfera de Teilard de Chardin o la idea de la Tecnosfera de Verdnadsky, con el objetivo inicial de mostrar la variedad de perspectivas que es posible cruzar en nuestro objeto de investigación. En este caso particularmente interesante será analizar la investigación que se realiza en la Universidad de Princeton con el proyecto de investigación denominado "Conciencia Global".

Cada una de estas líneas de investigación debiéramos contrastarlas con procesos observables y medibles actualmente en el Ciberespacio, de manera de considerar la plausibidad de cada propuesta, con la consideración del método de investigación empírica. Una tarea de alto vuelo, que quedará pendiente para el futuro.

 

 

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