Y no te atormentes pensando
que la cosa pudo haber sido de otro modo,
que un hombre como Miguel,
y ya sabes a cuál Miguel me refiero,
a qué Miguel único,
la mañana del Sábado cinco de Octubre,
a qué Miguel tan terrestre a los treinta de ser y combatir,
a qué valiente tan increíble con la juventud de los héroes.

Son los peores días,
tú ves,
los más amargos.

Avisales a todos
que Miguel estuvo más alto que nunca,
que nos dijo adelante
cuando la ráfaga escribió su nombre en las estrellas,
que cayó de pié como vivió,
rápidamente,
que apostó su corazón al peligro clandestino,
que así como nunca tuvo miedo
supo morir en octubre de la única manera luminosa.

Y no te atormentes pensando,
diles eso,
que anoche lo echaron al corral de la morgue,
que no sabemos gran cosa,
que ya no lo veremos
hasta después.

Gonzalo Rojas